Tres orejas en la primera novillada mixta de Villar del Olmo

Una tarde de luces sin apenas sombras es lo que vivieron los aficionados que, el pasado domingo, acudieron a la portátil de Villar del Olmo para presenciar la primera novillada mixta del municipio con motivo de sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Soledad, en la que los novilleros Álvaro Sánchez, de la escuela taurina de Guadalajara, y Héctor Gutiérrez, del Citar, se llevaron tres orejas.

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El primero de la tarde, para el rejoneador Óscar Mota, cumplió con las expectativas de los bravos astados Torrestrella de Don Manuel Vidrié, creciéndose con el gran castigo recibido por el caballista y sin evitar el duelo sobre el albero. Una faena que hubiese sido mejor de no ser porque tras él le tocó el turno a Álvaro Sánchez, quien supo aprovechar un ejemplar precioso de hechuras y de capa, bajo  de agujas, y con un trapío especial por su gran musculatura, que aunque con un pitón derecho que el novillero tuvo que educar, supo moverse sobre la arena, lo que le valió la oreja a costa de un espadazo magistral hasta los gavilanes en el hoyo de las agujas.

El espectáculo llegó con el tercero de la tarde. Un burraco, bragao mehano de gran bravura, fijeza y largura en la embestida, motor y transmisión con merecida vuelta al ruedo. Un ejemplar con el que Héctor Gutiérrez demostró unas grandes condiciones de valor y artística. Variado, y sobre todo, seguro y ajustadísimo con el capote, siempre cargando la suerte y haciendo un toreo del caro, con mucho valor y pureza al alcance de muy pocos, falló con la espada, llevándose sólo un saludo. Destacar la importante cuadrilla con la que contó el novillero de la escuela CITAR de Fuentelecina, donde participaron banderilleros de plaza de primera.

Del cuarto, un colorao de capa con tendencia a tablas, no se acordará el tendido de Villar más que por la gran estocada que le valió a Álvaro Sánchez su segunda oreja, a pesar de no existir acople alguno entre toro y torero. Muy diferente del quinto, con el que Héctor Gutiérrez se llevó su primera oreja. Un animal de hechuras de ensueño al que le faltó algo de fuerza que el novillero ya vio en el primer tercio, pero con el que estuvo muy a gusto, relajado, encajado y con una concepción muy pura, siempre cargando la suerte, además de con mucha exposición, echando la pierna para adelante y pasándoselo muy arrimado.

Una novillada muy pareja de hechuras, muy atractiva para el aficionado por la variedad de capas y comportamientos y, sobre todo, que pone de manifiesto la gran calidad por la que el Consistorio villareño lleva años apostando.

Crónica realizada con la colaboración de la Asociación Taurina de Villar del Olmo.