Fuente de San Isidro
Villar del Olmo ha sido, tradicionalmente, un importante
paso para el ganado que atravesaba las tierras castellanas por sus vías
pecuarias. Un punto neurálgico que se explica por la abundancia de manantiales
que surcan su término municipal. De hecho, el segundo cuestionario de
Relaciones de Felipe II, del año 1579, ya describe el pueblo como “abundoso de
aguas de arroyos y fuentes que ay en él y su término”.
Pero no será hasta 1893 cuando las autoridades de la
provincia de Madrid decidiesen construir una fuente en el Arroyo de la Vega para
mejorar las condiciones de higiene del lugar, ya que se producían
encharcamientos permanentes que impedían, en muchas ocasiones, el paso de las
caballerizas. Finalmente, fue nueve años después, en 1902 cuando se erigió el
complejo formado por una fuente, un abrevadero y un lavadero que se convirtió en
el único punto de abastecimiento de agua para los vecinos hasta la llegada del
agua corriente al pueblo.
El coste de la obra ascendió a dos mil quinientas treinta pesetas y cuatro céntimos, dedicándose a San Isidro que era el patrono de Villar del Olmo en aquella época.
Sin embargo, no fue hasta los años 40 del siglo XX cuando se construiría con fábrica de ladrillo enfoscado el reciento que cierra el lavadero, protegiéndolo con un tejado y conservando su estado hasta el día de hoy. Pese a ello, en los años 90, la Dirección General de Arquitectura de la Comunidad de Madrid rehabilitó el conjunto, adecuándose el entorno en 2006 gracias a las ayudas del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola.
Árbol singular de la
Comunidad de Madrid
Ubicado junto a la fuente de San Isidro, se encuentra una de
los árboles singulares de la Comunidad de Madrid. Un ejemplar de chopo lombardo
de más de 70 años que cuenta con una protección legal por sus características y
antigüedad. Son 30 metros de altura con un tronco de más de 3 metros que hacen
que el diámetro de su copa alcance los 6 metros.