Gastronomía
Milindrones
Los milindrones o pestiños son, sin duda, el plato más característico de la cocina villareña. Realizados con azúcar, harina, aceite de girasol, vino blanco y anís, la receta de los milindrones ha pasado de generación en generación conservando el secreto de la masa de las abuelas. Aunque se realizan en todas las épocas, no pueden faltar con motivo de las fiestas de San Isidro.
Gachas
Convertidas en uno de los platos más característicos de la cocina castellana de invierno. Las gachas son parte de la gastronomía villareño. Un plato sencillo y no apto para los que quieren mantener la línea elaborado con harina de almortas, panceta de cerdo, ajos, pimentón, aceite y sal.
Su origen, como en el resto de Castilla, especialmente La Mancha, se relaciona con los pastores y las gente del campo, que las consumían sobre todo en los fríos días de invierno.
Un plato que ahora es sinónimo de reunión al degustarse popularmente en un corro alrededor del la sartén que se ha utilizado para la elaboración, con una cuchara o con un simple trozo de pan.
Patatas Revolconas
Las patatas revolconas es un plato a base de puré de patatas, pimentón y torreznos típico de la gastronomía española, sobre todo de las zonas de Castilla y Extremadura. Se elaboraba desde las primeras matanzas con el pimentón que se le echaba a los embutidos y con productos propios de las matanzas como los torreznos. Al igual que las gachas, las patatas revolconas eran muy populares entre las gentes que se dedicaban a las labores del campo, puesto que los ingredientes eran económicos y les aportaban la energía necesaria para afrontar las largas jornadas de trabajo en el campo.
Sin duda, la mezcla de texturas de este plato es su toque diferenciador. Un choque de sabores entre la cremosidad del puré con el toque crujiente de los torreznos. Se suelen servir en pequeñas raciones a modo de tapa e incluso encima de una tosta.
Pisto
Aunque históricamente Villar del Olmo siempre fue un pueblo ganadero y de cultivos de secano, los villareños también cultivaban sus hortalizas y verduras en pequeños huertos regados por el abundante agua de sus manantiales. Verduras como los tomates y los pimientos que, siguiendo la costumbre manchega, se convirtieron en fundamentales en la dieta villareña de verano a base de pistos.
Servido caliente o frío, sólo o acompañado de huevos fritos, el pisto no falta en ninguna casa de Villar del Olmo en verano.
Cocido
La cercanía con Madrid y los cultivos de secano, sumados a la tradicional rural, han influido también en que el cocido sea otro de los platos típicos de la gastronomía villareña. Actualmente, como hacían sus abuelas, los vecinos de Villar se siguen tomando primero la sopa y después los garbanzos y la carne en un completo plato de tres en uno, especialmente indicado para el invierno con el objetivo de reponer fuerzas.