Historia
Si nos remontamos a los primeros estadios del Paleolítico, parece claro que se ocupara el valle del Tajuña, más que el angosto y corto vallejo del arroyo de la Vega. El valle del Tajuña tiene más recorrido, es más abierto y los aterrazamientos permitían al hombre prehistórico acechar y asentarse en campamentos próximos a las corrientes de agua, además su comunicación con el valle del Jarama es más directa y de muy fácil acceso.
Como consecuencia de todo ello es difícil hablar de ocupación paleolítica en Villar del Olmo, aunque no se puada descartar que ciertos grupos de personas, en períodos de penuria o de enfrentamientos tribales, tuvieran que refugiarse en esta zona y subsistir. Toda la plataforma del Páramo estaría cubierta de bosque, así como la ladera del arroyo que dejaría poco espacio para el movimiento de los grandes animales. Por todo esto debemos deducir que los primeros habitantes del valle entrarían desde el Valle del Tajuña, grupos de pequeñas familias de cazadores que ocuparon un territorio de caza en las proximidades de charcas, manantiales y arroyo para asegurarse la subsistencia ante la seguridad que les proporcionaba el grupo, no demasiado reducido para competir con vecinos y enemigos.
En este sentido, los lugares más aptos para la ocupación de los puestos y campamentos serían los cortados calizos ubicados en los pretiles de los páramos, en períodos del Paleolítico Superior y Epipaleolítico, en ladera por miedo a inundaciones de los cursos de agua. En cambio, en el páramo los yacimientos están más dispersos por estar más alejados de las zonas idóneas para el hábitat. Aumentaron los abrigos conocidos, luego debió producirse un incremento de población en esta época.
Fruto de las prospecciones realizadas entre los años 1991 – 93, se conocen algunos asentamientos y pequeños poblados que se remontan a la Edad del Bronce Antiguo o Medio, entre los años 2.000 y 1.200 a. de C. Estos yacimientos se ubican, bien en el pretil de la paramera a media ladera, o bien próximos a fuentes o manantiales de agua.
Existen dos tipos de hábitats. El más importante corresponde al poblado de pequeño o mediano tamaño, que se localiza en el corte del páramo con el valle y que tiene unas características eminentemente defensivas y estratégicas como lo demuestra su propia ubicación y los restos o vestigios de murallas levantadas en piedra de las que se conservan escasos lienzos y, posiblemente, algún que otro torreón. En Villar destacan el del Servo y, más destruido, Las Caleras.
Antes de la llegada de los romanos, fueron los carpetanos los que se asentaron en estas tierras. Un pueblo con preferencia por los cauces fluviales, como el del Tajuña, y dedicado a los cultivos de secano. Pero fue con la llegada de Roma, cuando la comarca empezó a cobrar relevancia y con ella la zona de Villar gracias a Complutum y a la construcción de las calzadas romanas.
Todo permanecería inalterable en Villar mientras los distintos gobiernos se sucedían. Primero romanos, después visigodos y, por último árabes. No fue hasta la conquista castellana de Toledo, en 1805, cuando Villar se convierte en una tierra de frontera entre el norte cristiano y el sur de Al-Andalus. Una circunstancia que no se solucionaría hasta la toma definitiva de Alcalá en 1118, comenzado entonces un largo proceso de repoblación.
Edad Media
Será entonces, con Alfonso VII cuando se funde Villar, cuya historia siempre irá ligada a Alcalá de Henares y sus Tierras, de las que formaba parte tras el Fuero Viejo del obispo don Raimundo.
El vínculo entre la villa y sus aldeas procede de los compromisos defensivos y de población de las tierras fronterizas en una economía agrícola y el uso de pastos y bosques comunales, de los que han quedado ejemplos de interminables pleitos por el aprovechamiento de estas dehesas entre la villa y sus aldeas, caso del Monte de los Tapiales o Valdealcalá en Villar del Olmo, conservado en los legajos Pleito entre Alcalá y Villar del Olmo por aprovechamiento del término común (1543-1.610), Aprovechamiento de Valdealcalá por las 25 villas (1565-1769), Valdealcalá (1605-1852), o el pleito entre Alcalá y Villar del Olmo sobre sus términos comunes y aprovechamiento de monte, caza, pesca, etc. (1641).
Cuando terminó la amenaza militar, don Raimundo comenzó ampliando y reconstruyendo la naciente Alcalá. La concesión de este arzobispo del Fuero Viejo sentará las bases de lo que será la comunidad de villa y tierra. Los conflictos ahora se producirán por enfrentamientos entre concejos a la hora de repoblar.
Los monarcas castellanos y leoneses concedieron a las ciudades y villas generosos fueros en los que se recogían las normas que debían regir la vida local, la institución más representativa será el concilium o concejo medieval, que no tiene ninguna relación con el municipio romano. Su origen podría encontrarse en las asambleas con carácter abierto que celebraban las aldeas tras la repoblación inicial del valle del Duero, con decisiones sobre la protección de intereses de ciudadanos y uso de bienes comunales. El posterior desarrollo de villas dio lugar al nacimiento de asambleas o concilia. De los siglos XI a XIII el concejo de Alcalá fue ganando autonomía con respecto a los delegados del poder regio o domini villae, junto con su término como cabeza de un alfoz y unas aldeas.
Con frecuencia estos concejos se han puesto como ejemplo de democracia en Castilla- León y autonomía frente al poder monárquico, pero lo cierto es que las asambleas concejiles pronto fueron controladas por caballeros y hombres buenos o élite dominante, ejemplos numerosos en los Libros de Actas del Concejo de Villar del Olmo, donde queda dividido en concejo de hombres buenos y concejo de hombres pecheros. Desde finales del siglo X se reunían en concejo abierto, a son de campana tañida, la totalidad de habitantes y con el paso del tiempo iría cediendo a regidores y diputados el gobierno de la futura villa, salvo en el arrendamiento de dehesas, bienes de propios o la adjudicación de la tienda-posada-carnicería.
El Fuero Viejo entró en vigor en 1135 y el Concejo Aldeano del Villar se formó con alcaldes, regidores, diputados, mayordomo de propios, guarda del campo, procurador, escribano y contadores. Para coordinar y defender los intereses de las aldeas frente a la villa, don Raimundo había concedido el fuero en 1223 al Concilium aldeanum de Alcalá, regulándose las cargas fiscales, derechos de habitantes y deberes militares. Se celebraba en Alcalá o en cualquiera de sus aldeas y se componía de procuradores o vecinos de cada lugar que mantenían comunicación con los oficiales de sus respectivas aldeas, sobre todo en lo referente a pastos, introducción del vino en la villa para ser vendido, arrendamiento de barrancos, etc. Villar del Olmo, como ya se ha dicho anteriormente, se incorporó durante la Edad Media a la comunidad de villa y tierra de Alcalá. Este régimen constituía una unidad jurídico-administrativa con legislación propia y una jerarquía institucional que dependía, al final de todo el proceso, de una autoridad común. Al formar parte del señorío arzobispal y disponer de un texto jurídico común de derecho municipal, el antiguo Fuero Viejo, reformado por el Cardenal Cisneros en 1509, tendrá potestad de reunirse en lugares y aldeas para realizar el reparto fiscal y el correspondiente pago de tributos como es el caso del pecho forero recaudado por la mitra toledana.
“… se juntan con el común de la tierra de Alcalá, que son veinte y cinco lugares, algunas veces se juntan en la villa de Alcalá, donde tienen su casa, y otras veces en el lugar y villa donde ellos nombran para hacer los repartimientos que tocan al servicio de Su Majestad y otras cosas tocantes a su común”.
Relaciones de Felipe II para El Olmeda en 1.566
Siglos XVI, XVII y XVIII
La organización administrativa y territorial se mantendría hasta el reina de Felipe II, cuando concedió el caracter de villazgo a muchas poblaciones de Alcalá a cambio de contrapresatciones económicas. En 1561, Villar adquiere la categoría de villa eximida, coincidiendo con el traslado de la corte a Madrid. Sería en 1609 cuando Juan de Ocón compró Villar del Olmo, comenzando un mayorazgo que se perpetuaría hasta la abolición de los señoríos. Una época en la que también se produce un cambio en la estructura del pueblo, siendo los ganaderos, agrupados en torno al Consejo de la Mesta, los que toman la prevalencia sobre los agricultores.
El final de la dinastía de los Austrias trajo un periodo de inestabilidad para Villar a causa de la llegada de los Borbones y de don Juan de Goyeneche, que fue favorecido por éstos tras su apoyo en la guerra por el trono español.
Fuen tonces, en los primeros años del siglo XVIII, cuando don Juan de Goyeneche funda Nuevo Baztán, a caballo entre los términos de Olmeda y Villar del Olmo. En el Acta del Ayuntamiento de Villar del 7 de agosto de 1721 quedó así reflejado:
“…Por querernos y querer tantearnos de dichos derechos de alcabalas y cientos enajenados de la Corona Real, y que hoy día de la fecha están a favor de don Juan de Goyeneche, vecino de la villa de Madrid, de que tenemos puesto pleito pendiente ante dicho su Magnífico y Señores de su Real Consexo; y sobre que nos restituya mucha porción de término y jurisdicción que nos tiene dicho don Juan de Goyeneche en su término y jurisdicción”.
Años más tardes, el 5 de octubre de 1723, el arzobispo de Toledo aprueba y confirma por auto dos escrituras de obligación otorgadas por don Juan de Goyeneche, la segunda de ellas de venta por doña Agustina Muñoz Sanz Galindo, viuda del licenciado don Sebastián de Collazos Paniagua, abogado de los Reales Concejos y vecino de la villa de Madrid, en la cual compraba una serie de terrenos por 40.000 reales de vellón, registrada el 6 de octubre de 1716 que aglutinaba:
“62 pedazos de tierra, que tenía 367 fanegas y media de trigo de sembradura; dos pedazos de olivares con 150 olivos; una viña de 1.000 vides; 13 pedazos de cañamares, con unas 16 fanegas y ocho celemines de cañamón en sembradura; cinco pedazos de alamedas; una casa; dos pedazos de eras de trillar pan y dos molinos de cubeta. Todos estos bienes están en el término y jurisdicción de Villar del Olmo”.
Una compra que desembocaría en un conflicto aún hoy sin resolver y que mermó considerablemente el término municipal de Villar, en lo que hoy constituye la mayor parte de Eurovillas, en favor del todopoderoso don Juan de Goyeneche.
Siglos XIX, XX y XXI
El cierre de las fábricas de Goyeneche afectó también a Villar, cuyos vecinos habían sufrido también los saqueos del invasor francés. A pesar de ello, con los años, la población aumenta y con ello el configuración del municipio que se extiende y se construyen nuevas casas y vías.
A comienzos del siglo XX, Villar tenía una población eminentemente agrícola que se ocupaban de las tierras tal y como lo hacían en la Edad Media. Pero, poco a poco, se van deforestando zonas que se añaden a los campos de cultivos. Una actividad a la que se le suman las caleras y la producción de carbón de encina.
La Guerra Civil resultó traumática para Villar, no sólo por los combatientes que partieron del pueblo, sino por ver un sin fin de tropas y prisioneros atravesar el término por la construcción de la Vía Negrín o Tren de los 40 Días, que unía la capital con el Mediterráneo.
Una vez finalizada la contienda, se acometieron diversas actuaciones que transformaron el aspecto del pueblo. La Construcción del Ayuntamiento, las Escuelas y la Casa de Maestros fueron la parte más visible. Además, se acometieron diversas reformas en la iglesia parroquial y se da por concluido el proceso de centralizar el municipio en la plaza Mayor.
Es en los años 60 cuando se construyen nuevos barrios residenciales y de segundas residencias, como las colonias Trinidad y Las Suertes. Pero fue en 1965 cuando se produjo el gran cambio en el término municipal con la compra, por parte de Terrenos de España S.A., de 600 hectáreas entre los términos de Villar y Nuevo Baztán. Nacía así Eurovillas.
Villar del Olmo, un desconocido de la Historia
Gran parte de la narración histórica contenida en este portal de Turismo de Villar del Olmo está basada en el libro 'Villar del Olmo, un desconocido de la Historia', de Luis Antonio Alejo Moratilla.
En dicho libro se detallan los legajos y documentación consultados para la investigación histórica en los archivos visitados, Archivo Histórico Municipal de Alcalá de Henares, Archivo Histórico Nacional, Archivo y Biblioteca del Ministerio de Asuntos Exteriores, Archivo Municipal y Parroquial de Villar del Olmo, principalmente, aunque se consultaron otras fuentes y también hay partes inéditas.
El estudio arqueológico nace de las consultas realizadas a D. Santiago Valiente Cánovas, quién confeccionó la Carta Arqueológica del Municipio y que se encuentra en los Archivos del Servicio del Patrimonio Arqueológico de la Consejería de Cultura y Educación de la Comunidad de Madrid.
Esta introducción es una pequeña parte de un trabajo mucho más amplio y detallado que por su extensión sería demasiado denso para publicarlo en esta página municipal, no obstante si alguna persona está interesada en la historia de este nuestro pueblo estoy abierto a consultas en la dirección luisantonioalejo@gmail.com.