80 niños participan en un taller de robótica pionero en Villar del Olmo
Cada niño ha creado su propio robot a través de pieza de Lego
- 15/07/2016
- Robots, Villar del Olmo, Taller de Robótica, Summer Camp 2016
Cuentan sus biógrafos que mientras el resto de niños de su clase se divertían jugando al baloncesto, él ya daba sus primeros pasos en el mundo de la programación. Medio siglo más tarde, aquel niño es hoy el hombre más rico del planeta. Como el pequeño Bill Gates, cerca de 80 niños de Villar del Olmo pasaron este jueves montando y programando sus propios robots, dentro de las actividades programadas en el Summer Camp.
Jorge, con tan sólo ocho años, lo tiene claro: “De mayor quiero ser inventor de todo”. Él pertenece al grupo de “los mayores”, niños de entre ocho y doce años que, a partir de piezas de Lego, han creado y programado, gracias a soluciones robóticas de software y hardware, un pequeño autómata. En su caso, es la primera experiencia con robots, pero para otros de sus compañeros, como Gonzalo, no era su primera vez. “No me ha parecido nada complicado. Ya lo había hecho en el cole”, cuenta sonriente mientras sostiene una tablet en la mano con la que indica al robot sus desplazamientos. Y es que los niños guiaron de las instrucciones de la tablet para formar su robot de piezas Lego, pero además ésta funcionaba, gracias a un software, de panel de control para teledirigirlos.
Todos, como Paula, no tienen dudas al afirmar que “no es nada complicado, es como un juego”. Y, precisamente, esa ha sido la intención del Ayuntamiento de Villar. “No sólo queríamos que los niños hiciesen deporte o disfrutasen de la Naturaleza, sino que, a través del juego, descubriesen y se interesasen por la robótica, que tantas posibilidad de futuro tiene”, sostenía la alcaldesa Lucila Toledo.
“Pretendemos que los niños piensen como ingenieros, iniciándoles desde pequeños en la programación y que también disfruten”, explica Carlos Erraez, uno de los monitores especializados del taller.
Pequeños inventores
Los más pequeños del Summer Camp, de entre tres y cinco años, como Ian, Cira, Manuela o Romeo, también fueron inventores por un día. Guiados por sus monitoras, aprendieron a combinar los colores, a descubrir cómo los materiales absorbentes de los pañales se pueden convertir en un juego y a crear su propio Cespín. Éste, un pequeño muñeco creado a partir de una media, serrín y semillas de césped, y al que le crece el “pelo” cuando se le riega, fue sin duda todo un descubrimiento para los niños, aunque algunos confesaban que no sabían muy bien si su Cespín conseguiría sobreponerse a su alopecia de nacimiento.
Todo un ejército de pequeños Asimov soñadores que durante horas aplicaron su creatividad en solucionar los problemas de programación, para luego descubrir cómo manejar sus pequeños robots e incluso hacer carreras con ellos; o bien descubrieron la magia de los colores. Y es que, quizás un día, los niños que hoy corren por el patio del Grupo Escolar de Villar del Olmo, escriban su propia Historia y la del resto del Mundo.
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